DOI: 10.65398/YNPF9277
Myrna Cunningham Kain, Chair of Pawanka Fund and Vice President of Fund for Development of Indigenous Peoples in Latin America and the Caribbean-FILAC. Former chair of the Center for Autonomy and development of Indigenous Peoples-CADPI
Los conocimientos tradicionales de los Pueblos Indígenas en experiencias de salud y educación intercultural en Abya Yala
Presentación
Cada Pueblo Indígena ha podido enfrentarse a múltiples desafíos y sobrevivir, gracias a poseer y aplicar sus sistemas de conocimientos en sus territorios, con sus recursos culturales y naturales, mediante sus instituciones, estructuras y normas de gobernanza. Esos conocimientos son fundamentales para la soberanía alimentaria, la salud, la conservación de especies animales y vegetales y han dado pruebas continuas de que no se oponen ni rechazan a los cambios y se adaptan mediante innovaciones ante diversas circunstancias.
Sin embargo, esos sistemas de conocimientos requieren un entorno favorable para continuar desarrollándose y aplicarse, que debe estar constituido principalmente por marcos legales e institucionales que respondan a los derechos humanos, estar expresados principalmente mediante políticas públicas y programas interculturales, y contar con mecanismos sistemáticos de participación de los Pueblos Indígenas.
Los derechos de los Pueblos Indígenas han tenido avances significativos en las últimas décadas en América Latina, respondiendo a las características y especificidades de cada país, la lucha de los propios Pueblos Indígenas, así como con la evolución de las normas internacionales de derechos humanos, especialmente el Convenio No. 169 de la OIT y la Declaración de la ONU sobre los derechos de los Pueblos Indígenas.
Este documento hace un recorrido sobre experiencias de promoción y aplicación de políticas y programas de salud y educación interculturales en América Latina y el Caribe; experiencias que buscan aplicar los derechos de los Pueblos Indígenas, promover las relaciones y el diálogo inter-científico entre los sistemas de salud y educación indígenas en el marco de la armonía y del respeto, reciprocidad e igualdad con los diversos sistemas de conocimientos y prácticas existentes, con el objeto de alcanzar la plenitud y armonía de los Pueblos Indígenas, en un marco de convivencia respetuosa entre culturas.
Para los Pueblos Indígenas, el bienestar equivale a la convivencia armónica entre los seres humanos con la naturaleza, consigo mismo y con los demás, encaminada al bienestar integral, a la plenitud y tranquilidad espiritual, individual y social; por lo tanto, para la salud intercultural, todas las personas y comunidades deben comprometerse en la lucha por alcanzar y mantener el equilibrio interior y exterior, recuperar y mantener el equilibrio entre todos los elementos de su entorno natural, social y espiritual, para responder a las leyes naturales y espirituales de los Pueblos Indígenas y alcanzar el bienestar.
Las experiencias de educación intercultural parten del concepto indígena de educación, en el cual el aprendizaje de los conocimientos, saberes, habilidades físicas, mentales, espirituales y emocionales, son necesarios para vivir como personas, pero principalmente para vivir como miembros de una comunidad, como miembros de un Pueblo; por lo tanto, la educación intercultural involucra componentes políticos, económicos, sociales y culturales en la búsqueda por asegurar su continuidad como Pueblos.
Para salud y educación intercultural, desde la visión de los Pueblos Indígenas, lo primordial es, “cuidar a la comunidad, para que pueda seguir viviendo en armonía, en su territorio, fuente de riqueza, vida y conocimientos”.
Los Pueblos Indígenas en LAC
En la región de América Latina y el Caribe hay más de 800 Pueblos Indígenas, con una población cercana a 60 millones de personas, que se caracterizan por su amplia diversidad demográfica, social, territorial y política; incluyen Pueblos en aislamiento voluntario, más de 100 pueblos transfronterizos y Pueblos creciendo cada vez más en asentamientos urbanos.[1]
Se observan importantes cambios socio demográficos: puesto que las y los pobladores indígenas continúan siendo más jóvenes que los no indígenas, están viviendo procesos de desplazamiento, migraciones y urbanización progresiva y aunque aún prevalece la ruralidad, ya hay se hay predominio urbano, especialmente en Chile, Perú y Uruguay[2] por diversos factores, tales como la expansión de las ciudades, el traslado voluntario en búsqueda de empleo y educación, hasta la expulsión de sus territorios por despojo, desalojo, militarización, conflictos armados, degradación de suelos, ausencia de agua, y desastres ambientales por cambio climático.
La cantidad de habitantes y Pueblos varía mucho entre países; en Bolivia y Guatemala más del 40% de la población son indígenas; en Perú con 8 millones de personas representan el 26% y en México con 27 millones de personas indígenas representan el 21,5% de la población. En el resto de los países, menos del 10% de la población son indígenas. De igual manera, el número de Pueblos por país varía ampliamente, desde Brasil, con 305 Pueblos, Colombia con 102 pueblos, hasta El Salvador con sólo 3 Pueblos.
Los territorios de los Pueblos Indígenas contienen alrededor de un tercio de los bosques del continente, lo cual representa el 14% del carbono almacenado en los bosques tropicales de todo el mundo; también albergan una enorme diversidad de fauna y flora silvestres y juegan un papel clave en la estabilización del clima local y regional,[3] lo cual también contribuye a la fragilidad demográfica de muchos Pueblos Indígenas, puesto que enfrentan factores de vulnerabilidad socioambiental y territorial, tales como los desplazamientos forzados, la escasez de alimentos por sequías y desastres ambientales, contaminación de aguas, degradación de suelos, desnutrición, transición epidemiológica y elevada mortalidad, entre otros.
Las principales amenazas que enfrentan actualmente están vinculadas a los impactos de cambio climático, el modelo económico (más concesiones mineras, agrícolas, forestales), la desigualdad tecnológica, el empobrecimiento y la brecha entre los derechos reconocidos y su implementación. En la Región, la pandemia de COVID-19 exacerbó las manifestaciones de racismo y discriminación, así como la transición minera y energética, entre otras expresiones del modelo económico extractivista, cual se expresa a través del cierre de espacios de diálogo, limitados mecanismos de consulta, Consentimiento Previo Libre e Informado-CPLI y participación real, a lo cual se suma el incremento de la violencia y asesinatos contra líderes indígenas.
A pesar de lo anterior, los Pueblos Indígenas cuentan con modalidades organizativas diversas para promover sus derechos en distintos niveles. Se encuentran Pueblos en procesos de autonomía y autogobierno, organizaciones nacionales, sub regionales y procesos de articulación en distintos niveles para la promoción de temas fundamentales para la gobernanza global como el cambio climático, la biodiversidad, la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible-ODS, entre otros. Las mujeres y juventudes indígenas han establecido diversas modalidades organizativas para incidir sobre aspectos particulares y complementar las demandas de sus respectivos pueblos. La revitalización de las estructuras ancestrales en algunos casos ha permitido incorporar en la conducción de los procesos de autogobierno componentes de espiritualidad, ritos, códigos y símbolos, que han dado pasos a la revitalización de sistemas de conocimientos propios.
Sistemas de conocimientos y salud de los Pueblos Indígenas
Los sistemas de salud de los Pueblos Indígenas están basados en sus conocimientos tradicionales y se entienden como el resultado de relaciones armoniosas del ser humano consigo mismo, con la familia, la comunidad, la naturaleza y los espíritus; en tanto, la enfermedad se define como la pérdida de equilibrio de esas relaciones. Ese concepto de salud articula elementos físicos, mentales, espirituales y emocionales e involucra aspectos políticos, económicos, sociales y culturales; forma parte de las normas respetadas, transmitidas entre generaciones y aplicadas por los miembros de las respectivas comunidades, que son la base de sus formas propias de gobernanza.
a) Enfermedades provocadas por los espíritus de los muertos;
b) Enfermedades ocasionadas por el dueño de la montaña, el espíritu protector del agua, del pantano, los duendes;
c) La relación entre la temperatura del cuerpo humano y el medio ambiente con la presencia o ausencia de espíritus, que son atraídos o repelidos por el frío o calor del cuerpo humano o el entorno provoca enfermedades;
d) El papel de los astros: especialmente la luna o los eclipses inciden sobre la salud;
e) Enfermedades ocasionadas por el uso de veneno, energías negativas y el libro negro usado para maldades, envidia o venganza; y,
f) Enfermedades por el incumplimiento de las normas culturales comunitarias.
En la medicina tradicional indígena hay que considerar, al menos:
a) A las y los portadores de dones y conocimientos tradicionales. Estas personas utilizan plantas medicinales, rituales, animales, se comunican con los espíritus, otros. Adquieren sus conocimientos a través de sueños, las plantas, trasmisión oral, oraciones, así como mediante la relación con la naturaleza, los ancestros o los espíritus;
b) Las normas, ceremonias comunitarias y de crianza familiar incluyen los conocimientos y prácticas tradicionales para prevenir, curar, rehabilitar y sanar; y,
c) La confianza, creencia y práctica colectiva de los miembros de las comunidades para respetar y cumplir las normas.
En la medida en que ha avanzado el reconocimiento de los derechos de los Pueblos Indígenas, se ha comenzado a valorar sus conocimientos y sistemas de salud, surgiendo el concepto de salud intercultural vinculado a las políticas y programas de salud que permiten a las y los usuarios utilizar la biomedicina convencional y la medicina indígena tradicional de forma complementaria, permitiendo la referencia y contra-referencia y el aprendizaje mutuo.
Experiencias de salud intercultural en LAC
El surgimiento de sistemas de salud interculturales se sustentan en el reconocimiento de los “métodos de prevención, prácticas curativas y medicamentos tradicionales” de los Pueblos Indígenas en las normas internacionales de derechos humanos. El Convenio No. 169 de la OIT, aprobado en 1989, fue uno de los primeros, puesto que reconoce la medicina indígena tradicional, el enfoque holístico de salud y consigna el derecho a la organización y prestación de los servicios de salud bajo la responsabilidad y control de los Pueblos Indígenas.[4]
A lo largo de varias décadas, los Pueblos Indígenas negociaron con los Estados en el seno de la ONU la Declaración de la ONU sobre derechos de los Pueblos Indígenas, adoptada en 2007, logrando igualmente incluir el derecho a sus medicinas tradicionales y a mantener sus prácticas de salud, incluyendo la conservación de sus plantas, animales y minerales medicinales y establece que las personas indígenas tienen el derecho al acceso de esos servicios, sin discriminación alguna.[5]
En 1999 la Organización Mundial de la Salud da los primeros pasos para analizar los desafíos en salud, derechos humanos, investigaciones y las estrategias para enfrentar la situación de salud de Pueblos Indígenas, reconociendo la importancia de la sabiduría de los Pueblos Indígenas transmitida entre generaciones sobre plantas, hierbas y flores que tienen el poder de curar.[6] En las Américas, ese proceso había iniciado desde 1993, en el marco del Año Internacional de Pueblos indígenas de la ONU, cuando la Organización Panamericana de la Salud-OPS/OMS, con el auspicio de la Sociedad Canadiense para la salud internacional y otros organismos, celebró una reunión de consulta sobre la salud de los Pueblos Indígenas. Como resultado, definió cinco principios para el trabajo en salud con Pueblos Indígenas; a saber:
Ø La necesidad de adoptar un concepto holístico de la salud;
Ø El derecho a la autodeterminación de los Pueblos Indígenas;
Ø El derecho a la participación sistemática;
Ø El respeto de las culturas indígenas y su revitalización; y,
Ø La reciprocidad en las relaciones.
Las recomendaciones fueron incorporadas en la Resolución V, “SALUD DE LOS PUEBLOS INDIGENAS”,[7] que constituyó un compromiso político de los Gobiernos Miembros, de otorgar prioridad al mejoramiento de la salud de los Pueblos Indígenas, respetar su cultura y sus conocimientos ancestrales.
Ese proceso coincidía en la región con importantes avances en el reconocimiento de derechos individuales y colectivos de los Pueblos Indígenas en instrumentos jurídicos, cambios institucionales, políticas y programas en diversos temas. En cuanto a la salud, al menos cuatro países han reconocido el derecho a la salud de los Pueblos Indígenas en sus Constituciones Políticas, siendo éstos el Estado Plurinacional de Bolivia, Ecuador, México y la República Bolivariana de Venezuela; por otro lado, varios países han reconocido el derecho a la salud de los Pueblos Indígenas en legislaciones y decretos, mientras otros, han promulgado leyes sectoriales que incorporan el derecho a la salud de los Pueblos Indígenas,[8] o casos como Panamá, que protege los conocimientos de medicina tradicional indígena.
Hay al menos 14 países en la región que cuentan con instancias estatales que gestionan la salud intercultural, mediante instancias como viceministerios, direcciones nacionales y programas de salud intercultural, siendo éstos: Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Venezuela, Colombia, Guatemala, Honduras y Paraguay.[9] Brasil cuenta con el Subsistema de Atención a la Salud Indígena; en México, está la experiencia de Casas de las mujeres que ofrecen servicios interculturales o, en Paraguay, se crea el Consejo Nacional de Salud de los Pueblos Indígenas y la Dirección Nacional de Salud de los Pueblos Indígenas (DINASAPI).
Otros países cuentan con medidas especiales de administración de los sistemas propios de salud de los Pueblos Indígenas, como Colombia que se sustenta en la concepción de vida colectiva en armonía con la Madre Tierra, acorde a la cosmovisión de cada Pueblo. El Estado Plurinacional de Bolivia ha generado instrumentos normativos específicos y ha adoptado la Ley N°459 de Medicina Tradicional Ancestral Boliviana que tiene por objeto regular el ejercicio, la práctica y la articulación de la medicina tradicional ancestral boliviana en el Sistema Nacional de Salud; de igual manera, crea el Sistema de Registro Único de Medicina Tradicional Ancestral Boliviana-RUMETRAB, el Sistema de Registro de Plantas Medicinales y el Viceministerio de Medicina Tradicional e Interculturalidad con la atribución de promover “la medicina tradicional y su articulación con la medicina occidental, respetando los preceptos de interculturalidad”.[10]
Nicaragua cuenta con la Ley de Medicina Tradicional ancestral, que tiene por objeto reconocer el derecho, respetar, proteger y promover las prácticas y expresiones de la medicina tradicional ancestral de los Pueblos Indígenas y afro-descendientes en todas sus especialidades y el ejercicio individual y colectivo de los mismos, en función de la salud propia e intercultural y establecer las garantías adecuadas que corresponden al Estado para su efectiva aplicación y desarrollo.[11] Esa ley complementa las disposiciones tanto de la Ley General de Salud (Ley No. 423 del 2002)[12] y el Estatuto de Autonomía (Ley No. 28 de 1987) de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe que establece que los Pueblos Indígenas, comunidades afrodescendientes y étnicas, pueden definir un modelo de atención de salud conforme a sus tradiciones, cultura, usos y costumbres.[13] Ese modelo está en práctica y se conoce como Modelo de Salud Autónoma e intercultural.
En las diversas experiencias de salud intercultural en la región se encuentran casos en los cuales se han incorporado a portadores de conocimientos de salud indígena – sukias, shamanes, curanderos y parteras – en los servicios de atención primaria de salud.[14] En otros casos, se ha organizado la oferta conjunta en unidades de salud: por ejemplo, en Ecuador se identifican casos del Hospital Indígena de Tungurahua, el Hospital Andino de Riobamba y el Centro Jambi Huasi de Cañar; o en Chile, se cuenta con las experiencias del Hospital Mapuche Rural de Makewe, el Centro de Salud Intercultural Boroa Filu Lawen y el Complejo de Salud Intercultural de Nueva Imperial. Las mejores experiencias organizan modelos de gestión intercultural en paralelo, en donde los diversos sistemas de salud cuentan con mecanismos de referencia-contrarreferencia o acciones conjuntas acordades.
También se han establecido Sistemas de Información de Atención y registro de enfermedades indígenas. En el caso de Guatemala hay experiencias de vigilancia epidemiológica sociocultural de enfermedades Mayas y 53 riesgos individuales, familiares y del medio ambiente, que permiten a los equipos de salud analizar periódicamente con terapeutas tradicionales y organizaciones comunitarias.[15] En el caso de Nicaragua igualmente se han incorporado en las enfermedades de información obligatoria los casos de Blakira o Grisi siknis que generan ciclos epidémicos agudos, así como otras enfermedades indígenas.
La documentación y promoción de las terapias indígenas ha sido ampliamente utilizada, principalmente por las mismas organizaciones indígenas. Durante la pandemia de COVID-19, la Plataforma de Pueblos Indígenas contra COVID-19 promovida por el Fondo para el desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe-FILAC y el Foro Indígena de Abya Yala-FIAY documentó decenas de experiencias de medicina tradicional utilizados como terapia y para fortalecer el sistema inmunológico de las personas.[16] Igualmente, hay experiencias como el Ministerio de salud y deportes del Estado Plurinacional de Bolivia que elaboró una Guía de medicina tradicional para abordaje de la COVID-19.[17] La experiencia de investigación en México es de larga data y cuenta con una biblioteca de Medicina Tradicional Mexicana, hoy Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana,[18] con una amplia documentación compilada.
Por lo tanto, la promoción de la educación intercultural busca potenciar los conocimientos autóctonos, y servir de instrumentos para el fortalecimiento de sus familias y comunidades, tanto por el dominio de sus propios sistemas de conocimientos, como de otros sistemas de conocimientos. Diversas experiencias en la región han permitido aprender que se obtienen mejores resultados cuando el hilo conductor de la educación es la generación de nuevos conocimientos, mediante la actividad investigativa que permite unir lo autóctono o endógeno con lo foráneo o exógeno, lo nuevo con lo viejo.
Las primeras experiencias de educación intercultural en la región datan de mediados del Siglo XX, y se caracterizaron por promover el uso de las lenguas indígenas, bajo diversos formatos y con distintos matices y propósitos, lo cual no ha sido casual, puesto que, para los Pueblos Indígenas, las lenguas son el medio de transmisión de sus sistemas de conocimientos. Consideran que un pueblo que no practica su lengua, ya sea por imposición o por decisión para evitar ser discriminados, desaparece como cultura.
A pesar de los múltiples esfuerzos, las 500 lenguas indígenas que aún se hablan en América Latina están todas en situación de mayor o menor amenaza o riesgo y al menos 25% de ellas están en riesgo de extinción.[19]
Las experiencias de educación intercultural buscan reconocer el valor de la diversidad como un elemento indispensable para un aprendizaje integral y de calidad; tratan de que se valoren todas las culturas por igual y buscan superar la discriminación que sufren los Pueblos Indígenas, generando condiciones para cambiar las relaciones hasta ahora desiguales entre los Pueblos Indígenas, con el resto de la población y los Estados.
Los Pueblos Indígenas enmarcan la discusión sobre la interculturalidad en la educación en el campo de los derechos humanos y la necesaria complementariedad entre los derechos individuales de sus miembros y sus derechos colectivos como Pueblos, por lo tanto, han promovido políticas de interculturalidad acorde al derecho internacional y sus distintos instrumentos, tales como el Convenio Núm. 169 de la OIT y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
La Declaración reconoce que los Pueblos Indígenas tienen derecho a establecer y controlar sus sistemas e instituciones docentes, que impartan educación en sus propios idiomas, en consonancia con sus métodos culturales de enseñanza y aprendizaje; que las personas indígenas, en particular la niñez, tienen derecho a todos los niveles y formas de educación del Estado sin discriminación; y que los Estados deben adoptar medidas eficaces, junto con los Pueblos Indígenas, para que las personas indígenas, en particular la niñez, incluidos los que viven fuera de sus comunidades, tengan acceso, cuando sea posible, a la educación en su propia cultura y en su propio idioma.[20] Otros derechos reconocidos en la Declaración son:
a) El derecho a practicar y revitalizar sus tradiciones y costumbres culturales (Artículo 11);
b) El derecho a manifestar, practicar, desarrollar y enseñar sus tradiciones, costumbres y ceremonias espirituales y religiosas; a mantener y proteger sus lugares religiosos y culturales (Artículo 12);
c) El derecho a revitalizar, utilizar, fomentar y transmitir a las generaciones futuras sus historias, idiomas, tradiciones orales, filosofías, sistemas de escritura y literaturas (Artículo 13);
d) El derecho a mantener y fortalecer su propia relación espiritual con las tierras, los territorios, las aguas, los mares costeros y otros recursos que tradicionalmente han poseído u ocupado y utilizado (Artículo 25);
e) El derecho a mantener, controlar, proteger y desarrollar su patrimonio cultural, sus conocimientos tradicionales, sus expresiones culturales tradicionales y las manifestaciones de sus ciencias, tecnologías y culturas; y a mantener, controlar, proteger y desarrollar su propiedad intelectual de ese patrimonio, sus conocimientos tradicionales y sus expresiones culturales tradicionales (Artículo 31).
Actualmente, la mayoría de los Estados en la región cuentan con instrumentos legales y estructuras institucionales dedicadas a la educación de los Pueblos Indígenas, aunque se identifica que en algunos casos continúan promoviendo el uso de la lengua y códigos indígenas como peldaño para la adquisición del idioma y cultura oficial mayoritario, consideradas como herramientas necesarias para acceder a la “otra” cultura o incluso para acceder a una educación occidental y urbana. Hay otras experiencias, por el contrario, que buscan un trato igualitario de las distintas culturas y lenguas y ven la educación intercultural como una necesidad de toda la sociedad y no solo de los Pueblos Indígenas, para lo cual buscan adecuar toda la institucionalidad educacional de su respectivo país.
Por lo tanto, lo que se observa en la región es una gran diversidad de respuestas educativas interculturales. Hay una gran variedad de normas, concepciones teóricas y metodológicas con estructuras institucionales diversas. Las políticas educativas interculturales responden también a los contextos sociopolíticos de cada país, al nivel de formación docente y las formas en que se tratan los conocimientos, las prácticas pedagógicas y el papel de las y los sabios indígenas. En la mayoría de los casos, las políticas y los programas se orienten mayoritariamente a la educación primaria, con limitada presencia en la educación secundaria y técnica. Entre las principales estrategias utilizadas para incluir los conocimientos de los Pueblos Indígenas, se pueden identificar las siguientes:
I. programas de rescate y uso de las lenguas indígenas, tanto en la docencia como en la producción de materiales;
II. programas de formación de docentes profesionales culturalmente pertinentes. Hay cada vez mayor reconocimiento de que se requiere de maestras y maestros capacitados tanto para programas bilingües como interculturales;
III. programas dirigidos a formular adaptaciones curriculares en el marco de una perspectiva intercultural que incorporen los conocimientos indígenas y consideren la necesidad de alcanzar al conjunto de la sociedad con una perspectiva de interculturalidad. Las mejores experiencias han estructurado la organización curricular en torno a la vida cotidiana incorporando contenidos locales relativos a conocimientos y técnicas locales. Para ello ha sido importante la participación comunitaria mediante expertos comunitarios en conocimientos tradicionales y tecnologías apropiadas en campos como la artesanía, la botánica, las técnicas agrícolas, la historia oral, la medicina, la música, la astronomía, las prácticas religiosas y el arte, entre otros.
IV. Programas de educación superior. En 11 países de la región se cuenta con programas de formación superior con enfoque intercultural, ya sea mediante la creación de Universidades Indígenas e Interculturales, así como mediante la transversalización progresiva de la perspectiva intercultural en instituciones de educación superior convencionales. La incorporación de los conocimientos, la historia y la situación de los Pueblos Indígenas se ha realizado principalmente mediante las siguientes estrategias:[21]
a) Basan el diseño curricular, el modelo de gestión y el desarrollo de los programas en la cosmovisión y filosofía indígena y son elaborados con participación del liderazgo comunitario, sabios/as indígenas y en su gestión procuran incorporar a representantes de los Pueblos Indígenas en los consejos directivos y, en algunos casos, su conducción está bajo la responsabilidad de las organizaciones indígenas. Una experiencia en ese sentido es la Universidad Amawtay Wasi, creada por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador. Se plantea ser parte del tejido vivo que entreteje la interculturalidad cósmica y que contribuye a la formación de talentos humanos que prioricen una relación armónica entre la Pachamama y el Runa, sustentándose en “Sumak Kawsanamanta Yachay” (bien vivir comunitario), como base de la comunidad científica;
b) Han sido el resultado de procesos históricos que transforman las relaciones estructurales entre los Pueblos Indígenas y los Estados. Así es el caso de las universidades comunitarias en las Regiones Autónomas de Nicaragua, que surgen a raíz del reconocimiento del derecho de autonomía por parte del Estado nicaragüense para los Pueblos Indígenas y comunidades étnicas que viven en la antigua región de la Moskitia, hoy Regiones Autónomas.
c) Adoptan enfoques integrales, abarcando varios niveles y modalidades de educación. Por ejemplo, el decreto de creación en el año 2003 del Colegio Superior para la Educación Integral Intercultural de Oaxaca, establece que tiene facultades para ofrecer educación superior, media superior, para adultos, así como formación artística y para el trabajo;
d) Tienen estructuras descentralizadas. La oferta de los cursos se hace de forma desconcentrada, llegando a las comunidades, utilizando idiomas indígenas y apoyándose en facilitadores/as que son sabios indígenas locales;
e) Han asumido lecciones aprendidas de las experiencias de los programas de educación intercultural bilingüe; tales como los nidos de lengua, la reforma curricular en educación básica, las secundarias comunitarias indígenas y los bachilleratos integrales comunitarios;
f) Aplican medidas de acción afirmativa para promover la participación de las mujeres y de los miembros de las comunidades indígenas aislados y dispersos. En algunos casos cuentan con áreas de escuela y comunidad; en otros, el 50% de las actividades académicas se realizan en las comunidades;
g) Promueven espacios abiertos de discusión sobre temas relevantes comunitarios y el intercambio con las comunidades para generar enfoques que les den perspectivas de identidad;
h) Incorporan elementos de análisis para orientar la actividad educativa hacia la formación social de las personas sobre la historia, su origen, su cultura, cosmovisión, lengua y entorno, el criterio propio y juicios de valor éticos;
i) Buscan aplicar modelos pedagógicos interculturales innovadores tales como la construcción colectiva de los conocimientos, la deconstrucción y reconstrucción de conocimientos.
A manera de conclusiones
Para promover los sistemas de conocimientos de los Pueblos Indígenas se requieren algunas condiciones, como son:
a) Reconocimiento de los Pueblos Indígenas como titulares de derechos humanos individuales y colectivos;
b) Contar con mecanismos formales de diálogo y participación entre los Pueblos Indígenas y los Estados;
c) Establecimiento de marcos normativos, programas y mecanismos para el diálogo intercientífico, el diálogo entre sistemas de conocimientos;
d) Salud y educación están íntimamente vinculados con el territorio y los recursos de la naturaleza para que los conocimientos puedan ser utilizados y conservados;
e) Los programas globales de salud y educación deben incorporar las necesidades y perspectivas de los Pueblos Indígenas;
f) Es fundamental la participación de los Pueblos Indígenas en los procesos de toma de decisiones sobre salud y educación;
g) Debe contarse con información con desagregación de origen étnico para facilitar la adopción de políticas interculturales;
h) Hay necesidad de desarrollar y aplicar metodologías de investigación intercultural que permitan documentar y conocer sobre los conceptos de salud y educación de los Pueblos Indígenas.
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[1] Fabiana Del Popolo (ed.), Los pueblos indígenas en América (Abya Yala): Desafíos para la igualdad en la diversidad, Libros de la CEPAL, N° 151 (LC/PUB.2017/26), Santiago, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 2017.
[2] CEPAL. CELADE. Los pueblos indígenas en América Latina. Avances en el último decenio y retos pendientes para la garantía de sus derechos. Naciones Unidas, noviembre de 2014.
[3] FAO. FILAC. Forest governance by indigenous and tribal peoples. An opportunity for climate action in Latin America and the Caribbean. FAO. Santiago, 3031.
[4] ILO. C 169. Convenio sobre Pueblos Indígenas y Tribales, 1989 (num 169). Ver Arto. 25.
[5] UN. 61/297. United Nations Declaration on the Rights of Indigenous Peoples. 13th September, 2007. Ver Arto. 24. See Official Records of the General Assembly, Sixty-first Session, Supplement No. 53 (A/61/53), part one, chap. II, sect. A.
[6] Bruntland, G., International consultation on the health of Indigenous Peoples. No. 23, 1999. Geneva, Switzerland. Archives of Women’s Political Communication. Iowa State University.
[7] Pan American Health Organization (PAHO). HSS/SILOS-34 IRIS PAHO. Resolución V; salud de los pueblos indígenas-IRIS-PAHO. 1993. https://iris.paho.org/handle/10665.2/40395
[8] FILAC. 2024. Sistema de monitoreo paritario en seguimiento a la implementación de la Recomendación General Num, 39 de la CEDAW y la medición de los indicadores del capítulo indígena del Consenso de Montevideo sobre población y desarrollo con énfasis en mujeres y niñas indígenas. La Paz, Bolivia.
[9] CEPAL. Los Pueblos Indígenas en América Latina. Avances en el último decenio y retos pendientes para la garantía de sus derechos. Naciones Unidas. Noviembre del 2014. Santiago, Chile.
[10] Ministerio de Salud y Deportes. Ley No. 459. Ley de Medicina Tradicional Ancestral Boliviana, diciembre de 2013. www.gacetaoficialdebolivia.gob.bo
[11] Asamblea Nacional de Nicaragua. 2011. Ley No. 759, Ley de medicina tradicional ancestral. Marzo 2011.
[12] Asamblea Nacional de Nicaragua; Ley No. 423, Ley general de salud. Marzo 2002.
[13] Ver Asamblea Nacional de Nicaragua. Ley No. 28 de Autonomía de las Comunidades de la Costa Atlántica de Nicaragua. 1987; Consejos Regionales Autónomos RAAN y RAAS. Resolución de Modelos de Salud autónomos e interculturales. 1997; Guía para la Organización del Modelo de Atención de Salud Intercultural de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense MASIRAAN-MASIRAAS. Mayo, 2009.
[14] Argentina, Bolivia (E. Plurinacional), Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador,Guatemala, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú. En FILAC, 2024.
[15] Medicus Mundi-Navarra. Claves para la transformación de los sistemas de salud en América Latina. Bolivia, Guatemala y Perú. Tres experiencias, una sola acción integral e incluyente en atención primaria de salud. http://www.saludintegralincluyente.com/ftp/saludintegralincluyente/DOCUMENTOS/PDF/Libro/LIBROsaludintegralincluyente.WEB.pdf
[16] FILAC. FIAY; 2020. Tercer informe regional. Plataforma indigena regional frente a COVID-19. Buenas prácticas de los Pueblos Indígenas frente a la pandemia. Comunidades resilientes. https://indigenascovid19.red/wp-content/uploads/2020/09/FILAC_FIAY_tercer-informe-PI_COVID19_final.pdf
[17] Ministerio de Salud y Deportes. 2021. Direccion general de Medicina tradicional. Guia de medicina tradicional para abordaje de la COVID-19. La Paz: Stigma, 2021.
[18] Zolla, C. Diccionario enciclopédico de la medicina tradicional mexicana. 1994.
[19] FILAC, 2020. Informe Regional. Pueblos e idiomas indígenas en América Latina y el Caribe: situación actual y perspectivas. La Paz, Bolivia. Diciembre de 2020.
[20] UN.61/297. United Nations Declaration on the Rights of Indigenous Peoples. 13th September, 2007.
[21] UNPFII. E/C.19/2013/17 Estudio sobre Estudio sobre la forma en que se incluyen en los planes de estudios de los sistemas educativos los conocimientos, la historia y las circunstancias sociales actuales de los pueblos indígenas. 20 de febrero del 2013. http://documents.un.org/doc/undoc/gen/n13/238/46/pdf/n1323846.pdf?token=EE5ahjqj4jjA